Andalucía cuenta con una larga tradición en el terreno de los juegos de azar. El volumen de juego en los casinos andaluces alcanzó los 222,4 millones de euros en 2017, lo que supone una media de 26,55 euros por habitante y un aumento del 16,2% con respecto al año anterior, según los datos ofrecidos por el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA). La provincia de Málaga, con un volumen de 153,7 millones, representa el 30% del gato total en este ámbito. En la parte inferior se sitúan Sevilla y Cádiz, con 37 millones y 31,6 millones, respectivamente.

Los aficionados al mundo de los juegos de azar pueden encontrar hasta cinco casinos en la Comunidad Autónoma de Andalucía, dos de ellos en la provincia de Cádiz: el Casino Bahía de Cádiz y el Casino Admiral San Roque. Este último cuenta con las mejores instalaciones de juego y ocio de los municipios del Campo de Gibraltar. Un espacio de entretenimiento que ha pasado por diferentes etapas a lo largo de su historia y que actualmente cuenta con una superficie total de 4.600 metros cuadrados, donde los jugadores pueden disfrutar de ochos mesas con ruleta americana, póker, blackjack, y “Minipunto y Banco”, además de dos salas de bingo, 125 máquinas tragaperras y ruleta electrónica.

EL COMIENZO DE LA ANDADURA EN 1997

El Casino de San Roque inició su andadura en el mundo del juego en 1997, cuando el municipio adquirió una licencia administrativa para operar diputándosela a la localidad malagueña de Estepona. Dos años más tarde, el grupo de capital francés Partouche, propietario de numerosos establecimiento de ocio y entretenimiento por toda Francia, abrió las puertas de la sala de juego más importante del Campo de Gibraltar. Un establecimiento que durante más de una década se convirtió en un auténtico referente de los aficionados a los juegos de azar, además de un reclamo turístico para la comarca, gracias principalmente a sus numerosos espectáculos de primer nivel. 

Los problemas del Casino de San Roque comenzaron a principios de 2009. Partouche, inmersa en una mala situación económica, presentó un expediente de regulación de empleo (ERE) que afectó a 19 trabajadores que tuvieron que cesar su actividad. Un año más tarde, la emblemática sala de juegos sanroqueña cerró sus puertas despidiendo a unos 40 empleados, debido a las altas pérdidas que soportaba el grupo de capital francés en este establecimiento. Una decisión drástica que llegó después de que la dirección de la empresa rechazara la idea de trasladarse al puerto deportivo de Sotogrande, lugar donde podría alcanzar una mayor rentabilidad, ya que superaba el millón y medio de euros de inversión. 

PROCESO DE VENTA Y REAPERTURA

Con el Casino de San Roque en venta por parte de Partouche, varias empresas realizaron ofertas para hacerse con el establecimiento de juegos. Por un lado, un grupo alemán estaba dispuesto a comprar la concesión para explotar el casino y trasladarlo a Sotogrande, ya que en esa zona obtendría una mayor rentabilidad según sus cálculos. Por otro lado, un grupo portugués mostró un proyecto en el que pretendía mantener la sala de juegos en el municipio y, al mismo tiempo, quería construir un hotel, una propuesta que ya había sido contemplada años antes por la empresa propietaria de origen francés. Dos propuestas que contaban en todo momento con el apoyo municipal en el proceso de venta.

A pesar de las primeras propuestas, el Casino de San Roque terminó en manos de la empresa austriaca Novomatic, tercer grupo empresarial mundial del sector del juego. Una primera inmersión en el mercado español que se concretó en el año 2015 con la concesión de la licencia de juego por parte de la Dirección General de Financiación, Tributos y Juego, ya que el cese de la actividad por parte de Partouche cinco años antes supuso la pérdida de la licencia otorgada en 1997. De esta forma, en el mes de diciembre se colocó, de manera simbólica, la primera piedra para la reconstrucción del edificio Casino Admiral San Roque, su nueva denominación.