El sector de las apuestas ha sufrido también el embate del COVID-19, hasta el punto de que el año pasado se redujo por primera vez la cifra de máquinas instaladas en locales de hostelería, pasando de las 3.954 del año 2019 a 3.779. El proceso de desescalada de este año, lejos de revertir la situación, la ha mantenido, pues la cifra disminuyó de nuevo hasta las 3.735, casi medio centenar menos que a finales de 2020, según los datos de la Vicepresidencia de la Xunta. Este negocio vive así su primera contracción tras un aumento exponencial de su presencia desde 2013, cuando se instalaron las primeras máquinas. Tres años después, las empresas presionaron a la Xunta y lograron que se ampliase de 2.000 a 3.600 el límite de dispositivos en bares y cafeterías.
A fecha del pasado día 10, la hostelería contaba con 2.961 terminales, tres menos que a finales de 2020, mientras que en salones de juego había 546 y en tiendas de apuestas 228. Su suma es inferior en 41 unidades a la de 2020. Ante el aumento del juego (según la encuesta ESTUDES, 6.600 adolescentes apuestan a través de internet), la Xunta continúa tramitando su proyecto de Lei do Xogo y ha comenzado a elaborar una norma específica contra las adicciones.